viernes, 22 de junio de 2007

LA MURALLA


U

na larga muralla construyen los gringos.

De Este a Oeste.

De disparate a hipocresía. De lo artero a la impostura.

De mar a mar repta el veneno.

Han hecho un llamamiento a los expertos:

Especialistas en saña,

diestros y pacientes estafadores,

competentes farsantes.

Todos acudieron pródigos a dejar sus modelos

a prueba de sueños y otros males.

Pondrá esta muralla

coto a la invasión de los bárbaros,

que, desde sus rústicos países y sus olores,

enarbolan reclamos y reclamos.

Habrá que ocupar en la muralla

a todos los hombres sin trabajo.

Construirla rápidamente.

Cercar Canadá cuando se concluya Méjico.

De angustia a regocijo, la muralla.

Finalmente, dos cuadrillas de bienaventurados

terminarán de cerrar el mar y el mar.

Recién entonces,

-después de invitar a que pasen

los que admiren ese paraíso,

después de dar lugar a que huyan sus agobiados-

cuando hayamos comprobado

que es imposible violentar tanto trabajo...

... recién entonces, comenzará la fiesta.

La muralla, voluntad de los hombres,

será finalmente la paz sobre la Tierra.

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