viernes, 22 de junio de 2007

SOLDADITO BOLIVIANO


H

abía jurado

jamás empuñar un fusil contra su pueblo.

A la orden de hacerlo,

respondió con sus dos puños en alto.

Su sangre floreció entonces

sobre los ladrillos del cerco.

Solo el sometimiento de los corruptos

es capaz de tanto espanto.

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